Concebimos la política como voluntad de acción.
Creemos en la transformación.
A lo largo de la historia política, hemos visto acción sin ideas e ideas sin acción.
La búsqueda del cambio real no puede permitir eso de sus dirigentes. El liderazgo requiere formación, ideas claras, y el arrojo necesario para lograr aquello que se quiere.
No es materia de especulación hacer política. Tampoco la consulta de encuestas. Los humores sociales no son el termómetro adecuado para establecer un programa que tenga certeza y convicción.
A la ciudadanía no hay que representarla. En todo caso hay que generar las condiciones para su autogestión, crecimiento individual, herramientas para el mejoramiento personal.
La hora de la democracia representativa está llegando a su fin, porque hasta ahora los políticos se han representado a sí mismos. Es hora de generar las condiciones para una democracia plural, donde desde diferentes espacios y niveles de participación, existan voces que se expresen, acciones que broten de todos los sectores, y posibilidades de que cada uno pueda hacer su aporte; y de esa multiplicidad de pareces y acciones, empezar a hacer historia.
En el declive del periodismo corporativo que quiso tener el monopolio de la opinión, y el ascenso de las redes sociales que horizontaliza las voces, vamos en camino hacia un ágora virtual en el cual el conjunto de la sociedad podrá moldear la opinión pública y gestar los temas de debate.
Estamos en este camino desde el AGORA DE LA LIBERTAD. La política empezará a permeabilizar esas voces, y la información no será monopolizada por nadie.
El poder de la información creará sociedades abiertas en las cuales los privilegios, los intereses y las aspiraciones, quedarán al descubierto. Si en el momento fundacional de nuestra historia nos planteamos que el pueblo quería saber de qué se trata, el flujo del conocimiento sin restricciones hará realidad que todos sepamos.
Aunque se quieran enumerar decenas de objetivos primarios, gran cantidad de principios y objetivos loables, lo cierto es que la nueva política sólo debe garantizar la vigencia plena de LAS LIBERTADES INDIVIDUALES.
Debemos dejar de lado la encerrona de las ideologías, que más que ser un ideario, son justificaciones de lo que se hace o lo que se quiere hacer. No hay necesidad o urgencia de debatir sobre las formas de gobierno si primero se garantiza la plena vigencia de la LIBERTAD PERSONAL.
Y esto es lo que está en entredicho hoy, moteado de conflictos económicos y sociales. Es precisamente la tecnología que ofrece todas las posibilidades enumeradas para las sociedades abiertas, la mayor amenaza para ella.
El debate, lejos de ser ideológico, es si vamos a ejercer nuestras libertades o si caeremos en un escenario de control de esas mismas libertades.
Porque la economía también depende de esa misma libertad. Regulaciones son control. Y el control define quien gana y quien pierde.
Porque, aunque demonicen al mercado, lo cierto es que el mercado somos nosotros, indistintamente de nuestro nivel de participación en él. La posibilidad de la libre asociación, ofrece el PODER de influir y limita los monopolios. Todo el sesgo corporativo de la globalización se basa en las regulaciones, en la capacidad de influir en los estados.
Por eso, la plataforma es muy sencilla. Respeto irrestricto a la vida, a la libertad y a la propiedad.
El eje en garantizar las potencialidades individuales en todos los órdenes, y el término de las regulaciones económicas y sociales, para que las naciones se moldeen a sí mismas.
Creemos en la libre determinación de los ciudadanos y de los pueblos.
Creemos en el potencial humano, siempre que el mismo no esté condicionado.
Creemos que la voluntad humana no tiene límites y es creadora de riqueza, equilibrio, y paz social.
Consideramos un atentado contra la libertad humana que cualquier estructura económica y social prevalezca por sobre el valor de las libertades individuales. Ni el estado, ni ningún concepto de gobierno o nación puede sustentarse en el relego o sometimiento del individuo.
No hay causa que esté por encima de la libertad humana.
La política debe ser, por antonomasia, un humanismo impenitente. La garantía del desarrollo individual en todas sus formas.
AGRORA DE LA LIBERTAD es una asociación libre, la voluntad mancomunada de establecer la vigilancia de lo más sagrado de la Humanidad: la libertad individual.
“El precio de la libertad, es la eterna vigilancia”, dijo Thomas Jefferson.
La libertad no tiene precio.
Cuidarla es garantizar el progreso y la realización de los individuos y los pueblos.
AGORA DE LA LIBERTAD





