La batalla final de Donald Trump contra el globalismo

Recuperar la Reserva Federal para el pueblo estadounidense

Se suele cometer el error de asociar a la Reserva Federal con el concepto de Banco Central de los Estados Unidos. Nada más equivocado. La Reserva Federal es en verdad un organismo financiero de propiedad privada de una serie de bancos, conformado con los siguientes emporios financiaros:

  • Citibank
  • JP Morgan Chase Bank
  • Goldman Sachs Bank USA
  • Bank of New York Mellon
  • HSBC Bank USA

Para decirlo con toda claridad y contundencia: los estadounidenses no son dueños ni de su Banco Central, ni de su dinero. Cualquiera notará que, en los billetes de la mayoría de los países, como ocurre en la Argentina, figura la frase: “Banco Central de la República Argentina”. En el caso de los dólares estadounidenses, figura la aserción: “Nota de la Reserva Federal”, en idioma inglés.

Esta no es una diferencia estilística o gramatical, viene a dejar en claro que la Reserva Federal y no los Estados Unidos, son los que emiten los dólares. Y como el dólar es la moneda de intercambio del comercio mundial, los bancos privados que son dueños de la Reserva Federal, son los que controlar el comercio y la economía mundial.

Pero lo más importante es hacer historia. La Reserva Federal se creó en 1913, con la excusa de que los bancos debían tener un control para estabilizar la economía y evitar crisis financieras.

Teniendo en cuenta que a comienzos del siglo veinte, las sesiones del congreso culminaban a fines de noviembre, y la mayoría de los representantes tanto de la cámara baja, como especialmente los senadores, regresaban a sus estados nativos, extrañamente la ley que crearía la Reserva Federal, se trató de la noche a la mañana y sin anuncio previo, días antes de la navidad, cuando más de un tercio de los representantes de ambas cámaras ya no estaban en Washington.

Resulta especialmente sospechoso que se abrieran sesiones extraordinarias como nunca había ocurrido hasta entonces, cuando el tema a tratarse era una ley decisiva para el futuro de la economía del país, sin duda para provocar muchas ausencias y eludir de esa manera las mayorías especiales que establece la constitución para legislar sobre una cuestión tan delicada y definitiva.

El presidente Wilson promovió la ley votada sin un gran número de representantes, porque ya estaban en sus estados por las navidades, la víspera de noche buena, el 23 de diciembre del año 2013, entre gallos y a medianoche.

Recordemos que sería este mismo presidente Woodrow Wilson el que en 1919, tras el término de la primera guerra mundial, impulsaría la creación de La Sociedad de las Naciones, la antecesora de las Naciones Unidas, el primer organismo transnacional del globalismo. Desde luego esta sociedad fracasó en garantizar la paz mundial ante el advenimiento de la segunda guerra mundial, a partir del aprovechamiento que había hecho el nazismo del ruinoso Tratado de Versalles impuesto a la Alemania de posguerra. La Sociedad de las Naciones influyó en la redacción del Tratado de Versalles, que fue la mayor amenaza a la paz.

No pareciera una casualidad que los mismos bancos que son dueños de la Reserva Federal fueron los mayores beneficiarios de los préstamos que cursaron a todos los contendientes de las dos grandes guerras mundiales.

La Reserva Federal en poder de los bancos privados, que son los dueños de la globalización, tiene facultades de suma importancia, como establecer las tasas de interés y regular la oferta monetaria. 

Resulta más que suspicaz que el banco creado para enfrentar supuestamente las crisis económicas de los Estados Unidos, tuviera un comportamiento tan errático en la que fuera la mayor crisis económica mundial: la Gran Depresión del año 1929.

En los años previos a la crisis del 29´, la FED (por las siglas en inglés de la Reserva Federal), mantuvo una política monetaria restrictiva; lo que limitó la cantidad de dinero en circulación, y de esa manera agravó la crisis. Se podría decir que la crisis la provocó, en gran parte la FED, aquella institución que había sido creada para evitarlas, crisis que terminó no solo no evitando, sino promoviéndola.

¿Habrá sido una casualidad que los bancos que más se beneficiaron con esa crisis fueran los dueños de la FED mientras otros bancos quebraban y eran absorbidos por aquellos que controlaban la Reserva Federal?

Después del crac del año 1929, la FED generó que la oferta monetaria se redujera drásticamente, lo que empeoró la situación económica. No conforme con esto, la Reserva Federal aumentó las tasas de interés, supuestamente para defender el patrón oro, lo que encareció el crédito y afectó aún más la actividad económica.

La FED creada supuestamente para evitar crisis económicas, terminó por generar la peor de la historia, sin que esto hiciera cuestionar a nadie su función y finalidad.

Resulta claro que el valor y el posicionamiento del dólar a nivel mundial, es a partir del prestigio y la economía de los Estados Unidos. Sin embargo, los bancos privados dueños de la Reserva Federal, le “cobran” un interés al gobierno de los Estados Unidos por emitir dólares. Los dueños de la FED desmienten que se cobre un interés por la emisión de dólares. No es que se trate de un “contrato” directo, que exista una cláusula por la cual el departamento del tesoro de los Estados Unidos pague una cifra convenida por la emisión de sus propios dólares a la Reserva Federal. En realidad, este pago, este arancel que recibe la FED por el simple hecho de emitir dólares utilizando el prestigio de los Estados Unidos, está “escondido” en operaciones financiaras que el público en general no suele conocer.

Cómo gana dinero la Reserva Federal

La FED compra activos, especialmente bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Los compra con el papel pintado que son los mismos dólares que emite, y recibe un interés que le otorgan esos mismos bonos.

Los bancos de la Reserva Federal, no necesitan como cualquier otro inversor, poner su capital en la compra de bonos del Tesoro y recibir una renta por los mismos. Simplemente emite dólares sin respaldo alguno, los crea de la nada, y con eso paga los bonos con los que obtendrá, después, el interés que estos asignan.

Por lo tanto, no es que la FED no le cobre intereses al Tesoro de los Estados Unidos, solamente cobra los intereses de sus bonos sin invertir dinero propio, con la propia emisión de dólares de la Reserva Federal.

Si los bonos del Tesoro pagan un interés, ciertamente no modifica en nada que los bancos dueños de la FED lo cobren de esta manera en vez de tener un contrato directo en que recauden una renta por la emisión de los dólares.

Desde el momento en que la FED impone las tasas de interés a corto y largo plazo, porque es dueña de la política monetaria, tiene el poder de controlar el costo de los créditos y dominar de esta manera la economía de los Estados Unidos.

Si quienes manejaran este poder fueran funcionarios electos o designados por el presidente en funciones votado por el pueblo de los Estados Unidos, uno diría que la Reserva Federal podría ser un instrumento de la economía nacional. Pero si las decisiones las toman los dueños de la FED, los bancos privados, claramente sus políticas económicas no responderán al interés general de los Estados Unidos, sino a los banqueros privados que la controlan.

Un presidente electo por los ciudadanos de los Estados Unidos, que no controla a la Reserva Federal porque este es “independiente” del gobierno, pero no de los bancos privados que lo controlan, ciertamente no puede tener el control de la economía del país, y tal vez esto explique por qué los Estados Unidos es el país más deudor del mundo.

Hubo dos presidentes en la historia de los Estados Unidos que se enfrentaron directamente con la Reserva Federal: John F. Kennedy y Donald Trump.

Es una extraña coincidencia que ambos hayan sufrido atentados a su vida, resultando el primero asesinado, y el segundo salvado de milagro.

Es muy probable que John F. Kennedy se haya preguntado la razón por la cual la emisión del dinero no estaba en manos del Departamento del Tesoro como fijaba la constitución de los Estados Unidos, sino a cargo de una entidad, la Reserva Federal, que no pertenecía al país sino a bancos privados. Y le debe haber parecido aún más sugerente que emitir implicara un gasto, mucho más allá del papel moneda. Claro, el gasto era el interés que el gobierno debía pagar por los bonos del Tesoro que “compraba” la FED.

Tal vez Kennedy percibió que la Reserva Federal no era un buen negocio para el país, porque no sólo no resolvía crisis económicas, sino que las auspiciaba -como en el caso de la crisis de 1929-, y que la economía nacional estaba sumamente condicionada por sus atribuciones.

Como se trataba de una ley del congreso, no podía suprimir a la FED, ya que no contaba con la mayoría especial para hacerlo, y el lobby de sus dueños -con infinitos recursos, imprimir la cantidad de dólares que se les ocurriera-, sería feroz. Esos sí se trataban de intereses especiales.

A partir de estas conclusiones, Kennedy firmó la Orden Ejecutiva 11110, el 4 de junio de 1963, cuyo propósito era devolver a la Secretaría del Tesoro la autoridad para emitir dólares, como establece la constitución de ese país. Pero, a diferencia de los dólares de la FED, estos billetes del Tesoro tendrían respaldo en metal (plata).

De un plumazo, John F. Kennedy le devolvía la potestad de la emisión monetaria al Tesoro de los Estados Unidos sin que mediara para ello en nada, la Reserva Federal. La Orden Ejecutiva 11110 no impedía que la FED siguiera emitiendo ni modificaba en sus funciones asignadas por ley en la navidad de 1913, simplemente ambos sistemas convivirían.

Sin embargo, los dólares de la Secretaría del Tesoro, tendrían respaldo en plata, mientras los de la FED, nada. No era inimaginable pensar que luego de un tiempo de impulsados los nuevos dólares del Tesoro, serían más requeridos por el mercado por el simple hecho de tener la cobertura del metal y del gobierno de los Estados Unidos, mientras que los de la FED, sólo el cobijo de los bancos que eran dueños de la Reserva Federal.

Kennedy llegó a emitir más de dos mil millones de dólares del tesoro, unos 20.000 millones actualizados al día de hoy. No cabe dudas respecto a que, en el mediano plazo, estos dólares de Kennedy se habrían impuesto a los de la FED.

Pero esta “competencia” se terminó el 22 de noviembre de 1963, el día en que fue asesinado John F. Kennedy.

Hoy solo existen los dólares de la FED, con su frase en los billetes: “Nota de la Reserva Federal”. Los dólares emitidos durante la presidencia de Kennedy, entre junio y noviembre de 1963, tenían otra frase en sus billetes: “Nota de los Estados Unidos”.

La Orden Ejecutiva 11110, manchada de sangre, no fue continuada ni abolida por ninguno de los sucesores de Kennedy. Ningún presidente posterior a Kennedy -que pudo ver las tremendas imágenes de la Plaza Dealey en Dallas, en donde literalmente le volaron la cabeza a JFK a bordo de la limosina presidencial-, los animó a retomar su política, pero tampoco se atrevieron a derogarla. Eso significa que cualquier presidente norteamericano actual, como los futuros, podrían volver a emitir “notas de los Estados Unidos” y prescindir de los servicios de la Reserva Federal. ¿Lo harán?

Desde aquel aciago 22 de noviembre de 1963, sólo Donald Trump se atrevió a enfrentar a la Reserva Federal, ligeramente en su primer mandato, y con especial empeño en su segundo mandato que está transitando. Su lucha contra Jerome Powell (presidente de la FED), se centra por ahora en diferencias sobre la política monetaria. Donald Trump está en total desacuerdo con las tasas de interés fijadas por Powell, que impiden que los Estados Unidos vuelve a crecer a tasas chinas, como busca su actual presidente. 

Trump necesita de la baja de las tasas para estimular la economía, que Powell no desea ya que no favorece a los intereses de los bancos dueños de la FED.

Resulta claro que Donald Trump busca la renuncia de Jerome Powell, como inicio de una ofensiva plena contra la FED. El conflicto data de 2018, cuando sin justificación, excepto perjudicar la economía y consiguientemente la performance de Trump en las elecciones de medio término, la Reserva Federal elevó unilateralmente las tasas de interés. 

En los primeros meses de su segundo mandato, este año, Donald Trump dobló sus ataques contra Powell, haciéndolo responsable de frenar el crecimiento económico, dando la espalda a las políticas fiscales y comerciales que busca el presidente para hacer a América Grande Otra Vez (MAGA por sus siglas en inglés).

Extraño para una democracia, que un presidente elegido por una mayoría abrumadora, tenga que discutir su política económica con un empleado elegido por cinco bancos privados.

No sabemos hasta dónde llegará Donald Trump en su apuesta por salir de los corsets privados y apuntalar a la economía estadounidense a niveles no registrados en todo el siglo veintiuno. Pero conociendo sus antecedentes y coraje, está claro que desea terminar con la globalización y devolverle a los Estados Unidos su preeminencia como primera potencia mundial sin adversarios.

Como nota de página, debido a que la Reserva Federal se tornó en el modelo de muchos de los bancos centrales de otros países o comunidades económicas, es que la Argentina adoptó esta guía en 1935 al crear el Banco Central. La inflación, inexistente hasta ese momento en el país, subió al 6 % anual el mismo año de la creación del Banco Central. Aunque la debacle se produjo con el control que ejerció Perón en su primer mandato de esta institución, que llevó a la inflación a niveles del 50 % anual, que antecedería los posteriores desastres económicos que sumieron a nuestro país en la decadencia.

No es un hecho menor que el actual presidente, Javier Milei, haya postulado la destrucción del Banco Central, que es el modelo de la FED; y tal vez eso explique por qué el riesgo país nunca es del todo favorable en su gestión, ya que lo establece uno de los bancos dueños de la Reserva Federal: JP Morgan Chase Bank

Aunque pudo parecer una propuesta irracional, o que respondía a las extravagantes ideas económicas que impulsa el presidente Milei -según los medios de comunicación ahora acéfalos de pauta-, esta idea no se trata de ninguna excentricidad. Es la conciencia de lo que le provocó la Reserva Federal a los Estados Unidos, y consiguientemente a la economía mundial. Tampoco es casual que Javier Milei no acumule reservas como le exige el Fondo Monetario Internacional.

Las reservas son concebidas como precepto instaurado por la FED, la mayor beneficiaria de estas políticas en los demás países, puesto que tomar reservas en dólares es otorgar mayores ganancias a este conjunto de bancos privados dueños de la FED.

Si esas reservas buscan cubrir cualquier crisis económica, y estas son provocadas por los mismos bancos como en 2008, se comprende por qué se pone tanto énfasis en la necesidad de reservas, que no tiene sustento cuando un país carece déficit fiscal como ocurre con la Argentina por primera vez en décadas.

La inflación de la FED no será tan onerosa como las que tuvo la Argentina, pero desde el inicio del nuevo siglo y milenio, está llegando a más del 25 %. Eso significa que alguien que ha tenido los dólares en el colchón en los últimos 25 años, ha perdido la cuarta parte del valor de estos dólares, aunque no se haya dado cuenta. Seguro que fue mejor poner dólares y no pesos en el colchón, pero no significa que no haya perdido dinero al hacerlo.

Todas las libertades políticas están condicionadas si no existe libertad económica. Por eso Donald Trump sabe que en la disputa contra la Reserva Federal se juega gran parte de la libertad de los connacionales que lo eligieron por segunda vez para retornar a la presidencia, pese a las balas que rozaron su cabeza en ese camino…

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